Las piscinas de cloro han sido desde siempre las más tradicionales dentro del sector. Sin embargo, en los últimos años se está imponiendo cada vez más un nuevo concepto de piscina que ofrece una serie de ventajas con respecto a las piscinas de cloro convencionales. Se trata, en este caso, de la piscina con sal.
Las piscinas con agua salada son tendencia en los últimos años. En vez de utilizar cloro adulterado, fabrican su propio cloro mediante el proceso de electrólisis salina con electrodos y gracias al clorador salino. Este aparato es el encargado de separar el cloro del sodio de la sal. El cloro que se extrae se mezcla con el agua desinfectándola.
Pasadas unas horas, las moléculas se vuelven a unir formando la sal. Por tanto, la sal de la piscina no se consume, sino que más bien se transforma una y otra vez. Es por eso que el encargado de la piscina de agua salada no tiene que estar añadiendo sal de forma periódica como sí sucede con el cloro.
Muchas de las piscinas que se construyen en la actualidad ya incorporan esta tecnología. Además, cada vez son más las piscinas de cloro que se están pasando a la cloración salina. Este proceso consiste en añadir sal común al agua de la piscina separando el cloro del sodio mediante un aparato llamado clorador salino.
Los cloradores salinos permiten que el nivel de sal del agua de la piscina se mantenga entre 4 y 6 gramos por litro. Un aparato que, por otra parte, genera un importante ahorro tanto en mantenimiento como en la compra de productos químicos para la piscina. Asimismo, es un sistema con el que no hay que manipular el cloro de forma directa y la desinfección del agua es mayor.
La piscina con sal posee una serie de ventajas más que interesantes con respecto a las piscinas de cloro:
El mantenimiento de las piscinas de agua salada se lleva a cabo mediante la electrólisis salina. Una tecnología respetuosa con el medio ambiente y que realiza la desinfección del agua de forma automática. Un proceso que además es cíclico, por lo que no será necesario añadir sal durante toda la temporada ni verter productos químicos en la piscina.
No obstante, sí habrá que revisar el contenido de sal de la piscina, sobre todo si el agua se renueva. La mayoría de cloradores salinos del mercado incorporan una función en la que avisan de la falta de sal en el agua.
Una tarea de mantenimiento que sí habrá que realizar en la piscina con sal será el control del pH del agua. El pH debe situarse entre 7 y 7,6, pero hay que prestar especial cuidado ya que la cloración salina tiende a aumentar estos niveles. Es recomendable que el clorador salino incluya un medidor y dosificador de pH.
No es necesario hacerlo todos los días, pero sí es aconsejable medir la cantidad de sal en disolución que hay en el agua. La sal no se evapora, pero si ha habido lluvias o pérdida de agua es probable que la cantidad de sal haya variado. La proporción de sal aparece recomendada por el fabricante del clorador salino.
Un sistema natural para el mantenimiento de la piscina con un coste muy bajo, pero que dotará de la máxima calidad y seguridad al agua de la piscina con sal. Por otro lado, la electrólisis es un sistema muy fácil de instalar y que es compatible tanto con las piscinas de nueva creación como en aquellas ya construidas y que vienen utilizando cloro desde siempre.
En definitiva, la piscina con sal está cada vez más de moda. Un sistema que se viene imponiendo en las piscinas de nueva creación y que posee múltiples ventajas tanto desde el punto de vista económico como para la salud de las personas. Es por eso que cada vez se ve más este sistema en hogares y urbanizaciones.
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