En cuanto llega el buen tiempo ya estamos pensando en darnos ese primer chapuzón que solo será la antesala de otros muchos baños de los cuales podremos disfrutar durante el verano, sobre todo si tenemos piscina. Y es que tener piscina es una gozada, pero también implica la obligación de hacerle un mantenimiento. En nuestro artículo de hoy te hablaremos de cómo limpiar la piscina y dejarla a punto para el verano.
Limpiar la piscina es fundamental y hay que hacerlo bien, pues no solo se trata de que el espacio se llena de hojas, sino que también acumula bacterias y hongos que nacen en el agua estancada. El agua debe estar en perfectas condiciones para bañarse sin riesgos.
A continuación, estos son los diez pasos para que dejes tu piscina a punto.
El primer paso para la limpieza de una piscina que sea efectiva es quitar su cubierta de protección. Tras esto, toca hacer una limpieza profunda del agua. Ayúdate para este proceso de un cepillo de piscina y agua a la que añadirás un poco de jabón. Esmérate bien en la limpieza y luego deja que se seque bien pues, en caso de dejar cualquier rastro de humedad, pueden formarse hongos. No olvides proteger la cubierta.
Dentro de la piscina hay elementos que tenemos que limpiar, porque acumulan algas, hongos y bacterias. Nos referimos, por ejemplo, a las rejillas, los cestos, las escaleras, etc. Limpia bien cada objeto y revisa que esté en perfecto estado, pues el propio uso y el paso del tiempo hacen que en ocasiones se partan o sufran desperfectos, en cuyo caso habrá que sustituir la pieza.
Para limpiar la piscina antes de sanear el agua es necesario quitar la mayor cantidad de suciedad que tenga. Esta suele acumularse en el suelo o fondo, por lo que será importante proceder a un tratamiento para piscina que se puede aplicar manualmente usando un limpiafondo. Sin embargo, dependiendo de las dimensiones que tenga es posible que debamos recurrir a un robot de piscina.
La piscina no es como el mar o el río que mueven sus aguas, sino que esta permanece estancada a lo largo de toda la temporada o durante meses si la dejamos ahí. Esto ocasiona no solamente que la piscina se llene de bacterias, hongos y algas, sino que además puede afectar al sistema de filtración. Si es metálico, debemos revisar si hay partes oxidadas y limpiarlas. También es probable que el filtro haya acumulado cal, entonces debemos raspar la cal para quitarla.
En los sistemas de filtrado por arena, hay que revisar bien el filtrante de sílex y cambiarlo en caso de que no funcione correctamente. Tal vez incluso haya que reponer la arena.
Ahora que la piscina está vacía y seca, es el momento de aprovechar para la revisión de los dispositivos de iluminación interna para verificar que funcionen adecuadamente. No solo debemos enfocarnos a los proyectores, también se requiere que revisemos las conexiones eléctricas.
Una vez que hemos limpiado el fondo de la piscina, seguro que mucha de esta suciedad sale a flote en la superficie, por lo que habrá que pasar el recogehojas. No solo recogerá las hojas, sino también la suciedad que haya dejado la limpieza del fondo.
Las paredes internas de la piscina también se ensucian. Para limpiar la piscina también hace falta dejar limpias sus paredes. Pero ¡cuidado! Para limpiar las paredes de la piscina correctamente simplemente usa un cepillo para piscina y, en casos extremos, una pistola de agua a presión para la suciedad más incrustrada.
No solo limpia, sino que también necesitamos tener una piscina desinfectadada sin hongos, bacterias o las desagradables algas. Para esto, en el mercado existen productos específicos. Si puedes apostar por los productos más ecológicos, mejor.
¡Ya tenemos limpia la piscina! El siguiente paso es llenarla hasta el nivel óptimo. Es la única forma de asegurar un buen baño con todas las garantías y, además, que los productos que apliquemos para la higienización y desinfección se apliquen en las medidas adecuadas.
Por fin tenemos una piscina limpia y llena de agua, a priori también limpia. Ahora bien, aún nos falta un paso esencial: aplicar el cloro u optar por la cloración salina. En el primer caso puedes hacerlo en pastillas o granulado y bastará con una sola aplicación. Procura usar un cloro que contenga floculantes para piscina, pues mantendrá la claridad del agua, al tiempo que podremos beneficiarnos de un agua sin alga, bacterias ni hongos.
¿Creías que ya habíamos acabado? Pues casi casi, pero todavía nos falta un detalle muy importante: el pH. El ph adecuado debe oscilar entre 7,2 y 7,6. Si excede estos valores, será necesario reducir el cloro. Si es inferior, entonces bastará con agregar un poco más de químico.
Ahora sí, ya tienes tu piscina lista para sumergirte y nadar como pez en el agua. ¡Que la disfrutes! Si quieres conocer más tips para el cuidado de tu piscina, ¡sigue leyendo nuestro blog!
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