La aparición del coronavirus ha paralizado toda actividad deportiva en cualquier parte del mundo. Acudir a piscinas durante el coronavirus, puede ser todo un riesgo a pesar de la desescalada; especialmente si no se siguen las normas de seguridad que ha impuesto el gobierno.
Una de las preguntas que se han formulado muchas personas es la siguiente; ¿Nadar en piscina pública representa un riesgo, se podría una persona contagiar de COVID-19 en ese lugar? Veamos un poco la respuesta a esta cuestión.
Teóricamente, el cloro mata el virus, así que podría ser que la respuesta fuera que no. Pero no representa esto una garantía de que no se pueda contraer el virus en las piscinas durante el coronavirus. Las superficies que circundan la piscina pueden albergar el virus; así como una persona contagiada (aun sin saberlo) que al toser o estornudar, puede contagiar las personas que tiene a su alrededor.
En Irlanda, por ejemplo, el Servicio de Salud, máxima autoridad en sanidad del país, decretó que el Covid-19 no puede transmitirse en el agua, cuando esta se halla debidamente tratada y potabilizada. Esto incluye también a las áreas acuáticas destinadas a la natación.
El requerimiento mínimo que permita mantener el agua de la piscina libre de coronavirus estipula las siguientes cuestiones:
Debe tenerse en cuenta que aunque el cloro mata los gérmenes, un uso excesivo del mismo puede conducir a lesiones importantes; especialmente en niños o personas con algún problema de sensibilidad en la piel. Debido a la situación actual de pandemia, se puede cometer el error en las piscinas durante el coronavirus de excederse con las dosis de productos químicos en el agua. Esta situación debe evitarse a toda costa.
Una de las precauciones básicas que no deben olvidarse nunca, tanto en piscinas públicas, residenciales o privadas, es la de ducharse antes de entrar en el agua de la piscina. Debe adoptarse este hábito como un hábito de higiene básico.
Otra cuestión relacionada con las normas básicas de higiene es la de evitar siempre la expulsión de orina en el interior de la piscina. De igual manera que el sudor, o las distintas impurezas que el cuerpo humano puede producir, estos desechos fuerzan la actuación del cloro contenido en el agua, que los ataca para su eliminación. El inconveniente es que entonces ese cloro también se va viendo reducido, presentando entonces el agua de la piscina una menor defensa contra el posible virus del covid-19 existente.
Esta acción anteriormente descrita del cloro produce toda una serie de compuestos químicos indeseables, los cuales generan las denominadas cloraminas (un tipo diferente de las que se usan en el tratamiento del agua potable). Estas cloraminas pueden dañar la piel, y generar eccemas, lo que afectará a las mucosas irritándolas, pudiendo provocar problemas respiratorios añadidos. Frente a una situación de pandemia, como la del Covid-19, presentar estas patologías no sería nada favorable.
Se debe tener especialmente cuidado con la aparición de estos compuestos químicos anteriormente descritos cuando existe la presencia frecuente de niños en las piscinas. Los estudios demuestran que los menores son más susceptibles a los ambientes acuáticos viciados. Las neurotoxinas, peligrosas para todos en general, lo son en mayor grado para los más pequeños.
Algunas indicaciones importantes que deben seguirse en una piscina privada incluyen:
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