La temperatura ideal de la piscina depende del uso que se haga de la misma o de los gustos particulares de cada persona. La única normativa que reglamenta la temperatura óptima de la piscina es la de la Federación Internacional de Natación (FINA). En este sentido, la FINA ha normalizado la temperatura de la piscina para natación competitiva entre 25 °C y 28 °C. Para el waterpolo la temperatura reglamentaria es de 26 °C; mientras que para la natación sincronizada y los saltos la temperatura reglamentaria es de 27 °C.
Más allá del aspecto deportivo, la temperatura ideal de la piscina para usos recreativos puede estar en 30 °C. Por otra parte, en casos de rehabilitación de personas con enfermedades crónicas o lesiones, lo mejor es una piscina climatizada a una temperatura de 33 °C.
La temperatura normal del cuerpo humano se encuentra en un estrecho margen entre 36,1 °C y 37,2 °C. Por tanto, cualquier otra temperatura corporal, por encima o por debajo de esa franja, se considera anormal. Por ejemplo, una temperatura corporal de 38 °C ya puede considerarse como fiebre, la cual puede ser ocasionada por alguna infección.
Cuando la temperatura corporal se encuentra en apenas 35 °C, se considera que la
persona tiene hipotermia, lo cual puede traer graves consecuencias. La hipotermia ocasiona mal funcionamiento del corazón, sistema nervioso y sistema respiratorio. En consecuencia, la persona presenta escalofríos, respiración lenta, pulso débil, desorientación, falta de coordinación, dificultad para hablar, etc.
Las personas de edad avanzada y los niños son los más propensos a sufrir hipotermia. Por esa razón, estas personas deben cuidarse de la exposición a ambientes fríos y, por supuesto, de aguas a bajas temperaturas. En definitiva, todos tenemos que cuidarnos de mantener la temperatura corporal dentro de los valores normales mencionados anteriormente, para evitar complicaciones.
Por lo dicho anteriormente, la temperatura ideal de la piscina debe estar en un valor agradable, evitando cualquier riesgo de hipotermia. En consecuencia, se debe controlar la temperatura de la piscina, empleando las tecnologías disponibles en el mercado.
Existen varios métodos que permiten conseguir y mantener la temperatura ideal de la piscina, dentro de los valores mencionados anteriormente. En este artículo hablaremos de cada una de las alternativas que se disponen para tener una piscina climatizada, adecuada al deporte o al disfrute familiar.
Independientemente del método utilizado para controlar la temperatura, siempre se emplean sensores de temperatura, distribuidos en todo el volumen de agua de la piscina. Los sensores de temperatura son indispensables para el control de la misma, ya que la señal eléctrica que generan controla la fuente de calor instalada. De estas fuentes de calor hablaremos a continuación:
Ante los altos costes del gas y de la energía eléctrica, es necesario controlar la temperatura de la piscina, aprovechando al máximo la energía solar. En el caso de España, esta es una alternativa muy válida, teniendo en cuenta que es un territorio donde la radiación solar incide con fuerza. Por tanto, es factible mantener la temperatura ideal de la piscina entre 27 °C y 30 °C, desde abril hasta octubre.
Los calentadores solares son paneles solares de polipropileno resistente a los rayos UV. Estos absorben la radiación solar y la convierten en calor, el cual es transferido al agua que circula por el interior de los mismos. Por lo tanto, haciendo recircular por ellos el agua de la piscina, puede mantenerse la temperatura de la piscina en un valor aceptable y agradable. De esta forma, es más fácil mantener la temperatura corporal y evitar los efectos de la hipotermia.
Esta es otra alternativa muy efectiva para lograr una temperatura de la piscina más acorde a usos deportivos, recreativos o medicinales. La bomba de calor es una máquina térmica que funciona mediante un compresor eléctrico, que hace circular un gas refrigerante para absorber calor ambiental y calentar agua. Es decir, la bomba de calor absorbe calor del ambiente y lo transfiere al agua, usando un intercambiador de calor.
A diferencia de los paneles solares, las bombas de calor consumen energía eléctrica para su funcionamiento. Sin embargo, las bombas de calor pueden trabajar 24 horas continuas, por lo cual la temperatura ideal de la piscina se alcanza más rápido. Además, es un método que funciona perfectamente en piscina climatizada interior, más allá del mes de octubre.
Otra manera de mantener la temperatura óptima de la piscina es la caldera a gas natural. En algunos casos, se puede emplear la caldera de la casa cuando la misma no esté muy distante de la piscina. Sin embargo, es recomendable que la piscina tenga su propia caldera.
La caldera calienta el agua de la piscina relativamente rápido, y son más efectivas que las bombas de calor, en las regiones de clima frío. Sin embargo, necesitan mayor cuidado y mantenimiento.
Un calentador eléctrico de piscina es un intercambiador de calor, relativamente pequeño, que tiene en su interior una resistencia eléctrica. Cuando conectamos la energía eléctrica al calentador, la corriente eléctrica que circula por la resistencia calienta el agua que pasa por el intercambiador de calor.
Este sistema es de poco mantenimiento y tiene tanta efectividad como la caldera. La selección entre una caldera o un calentador eléctrico depende de los precios del gas y de la energía eléctrica, respectivamente. Pero hay que tener en cuenta que la caldera necesita más trabajo de instalación y mantenimiento.
Si necesitas climatizar tu piscina para mantener la temperatura corporal adecuada, en Cool Pool te orientaremos sobre la solución que mejor se adapta mejor a tus necesidades. Tenemos una amplia experiencia en sistemas para controlar la temperatura de piscinas de competición, recreativas y medicinales. Por lo tanto, no lo pienses más, contáctanos y te garantizaremos la temperatura ideal de la piscina interior o exterior, según tus necesidades particulares.
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