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Una de las habilidades innatas con la que nacemos todos los seres humanos es saber nadar. No es tan raro si tenemos en cuenta que el feto vive y se desarrolla en un medio acuático como es el líquido amniótico. Realmente, lo extraño es que, una vez nacido, con los meses, olvidamos por completo nuestros dotes de nadadores y tenemos que volver a aprender, a posteriori. Nadar es muy beneficioso y hasta necesario. Por eso, queremos compartir contigo estos tips para enseñar a nadar a los más pequeños.

Perder el miedo al agua, esencial antes de enseñar a nadar

El primer paso para enseñar a nadar a un niño es conseguir que pierda el miedo al agua. Esto será más fácil de lograr cuanto antes empecemos a familiarizar al pequeño con ella. Lleva a tu pequeño a la piscina desde bien pequeño (nunca será pronto para su primera vez) y hazlo de manera periódica, siempre que puedas.

Si eres madre o padre de un niño ya un poco más mayor, ¡aún estás a tiempo! Los expertos dicen que la mejor edad para que un niño aprenda a nadar son los 4 años. A esta edad ya no es un bebé, pero todavía está descubriendo el mundo y sigue muy receptivo al aprendizaje. Ya están aptos para aprender técnicas básicas. 

Etapas para iniciarse en la natación

Hasta el año de vida un bebé es capaz de nadar, porque aún traen el aprendizaje natural de su gestación. Todavía es pronto para llevarles a clases, pero sí que podemos apuntarnos a clases nosotros, con nuestros hijos, para que el pequeño lo tome como un juego y le coja gusto.

A partir del año de edad, los bebés ya son más despiertos y podemos empezar a enseñarles técnicas de supervivencia en el agua como flotar, para no ahogarse. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que no todos los niños tienen el mismo ritmo de crecimiento y desarrollo y habrá que estar muy atentos para saber cuándo estará preparado.

Antes de cumplir un año, hemos dicho que, desde que se está gestando dentro del vientre, los bebés están nadando. Ahora bien, cuando aún no han alcanzado 1 año de vida, todavía no son capaces de mantener erguida la cabeza y, por esto, el niño se ahogaría, pues no podría respirar bajo el agua.

A partir de los 4 años, ya pueden flotar, pedalear y hasta buscar puntos de salida, con un poco de instrucción. Es el momento perfecto para darle clases de natación. No esperes mucho, porque habiendo superado los 5 o 6 años, al niño le costará más enfrentarse al agua por primera vez y aprender a nadar. Eso sí, una vez puestos, ya podrán aprender a hacer «el perrito» y nadar a crol de frente.

Lo fundamental en la natación para principiantes

Que los niños aprendan a nadar es beneficioso, pero los adultos no debemos perder de vista que siguen siendo niños y, que, por muy bien que sepan nadar, los peligros en el agua siguen siendo muchos. Un niño que sabe nadar perfectamente también puede ahogarse. Así que lo más recomendable es no dejar nunca solo al pequeño en el agua.

Enseñar a nadar en agua templada

Para una sesión de aprendizaje, el niño debe sentirse a gusto. La temperatura del agua también influye, sobre todo en personas más sensibles, que son incapaces de sentirse bien en agua fría. Tal vez en pleno verano refrescarse con agua fresca sea placentero, pero como estamos hablando de enseñar a nadar a unos niños, tenemos que pensar en todo, incluso en su bienestar emocional, intelectual y, por supuesto, su bienestar corporal. 

Un niño de tres años o menos, por ejemplo, necesita aguas algo cálidas, que tengan entre 30 y 34º. En aguas extremadamente frías, los niños pueden sufrir hipotermia.

Atención personalizada al enseñar a nadar

Los instructores tienen que evaluar al niño y vigilar su progreso, pues se trata de que vaya de menos a más en cuanto a habilidades en el agua. De hecho, los programas de natación tienen que incluir una supervisión de contacto, es decir, comprobar la postura del menor y cómo nada, para corregir lo que no sea correcto.

¿Por qué aprender a nadar es beneficioso?

Saber nadar es muy beneficioso. En primer lugar, porque la persona que ha aprendido a nadar puede salir airoso si en algún momento de su vida tiene que hacerlo. Imagínate: vas a la playa y la ola te arrastra; si bien es peligroso incluso para el nadador, sin embargo este está más preparado para salir de la situación de manera exitosa. O incluso para ayudar a otros en esta situación.

Por otro lado, la natación es uno de los deportes más completos, pues al nadar estamos moviendo casi todos los músculos de nuestro cuerpo. Para un niño esto es muy importante, pues contribuye a su desarrollo. 

Como todo ejercicio físico, nadar ayuda a mantener el peso y fortalece el sistema cardiovascular. 

Hay estudios que demuestran que los niños con diabetes que practican la natación mejoran la eficacia de la insulina; además de que reducen su azúcar en sangre. Por lo tanto, notan una mejora.

En el plano de la inteligencia emocional, los niños que acostumbran a nadar son más sociables. Y aceptan mejor su cuerpo, volviéndose también más tolerantes con los demás.

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